viernes, 22 de marzo de 2013

LA TARDE ESPERA


Salgo de la ducha.  Me seco.   El perfume exótico aún  persiste en mi piel.  Camino melancólicamente mientras he hojeado tantas veces una vieja revista que encontré en este tradicional hotel,   tardas.  Han pasado tres horas y te he esperado con las ideas exacerbadas de escenas sensuales,  te he creado en todos mis rollos románticos y la ternura de mujer me hace desearte obsesivamente,   y no llegas, me llamas por celular diciéndome que ya llegarás y cuando te llamo el celular está con buzón de voz.
Golpeas, te has bañado, te miro entrar, tu pantalón oscuro, tu camisa celeste y tu chaqueta de lino enmarcan tu figura seductoramente, tus brazos fuertes se levantan hacia mí, tus piernas flectadas en el sillón me acercan me atraen me llevan hacia ti, me siento en tus piernas me tumbo  me acurruco, me levantas me besas apasionadamente, intento montarme.  Tu cuello lo huelo te chupo, te muerdo suavemente el hombro.   Mis dedos se separan y se meten entre botón y botón, los ojales están muy cerrados, mis dedos sienten el vello de tu ombligo, tus caderas bullen, mis piernas se separan en tus muslos, me acerco a tu vientre.
Te reprocho tu retraso, te hago ver el desagrado durante mi espera, ¿a qué horas sales? ¿ con quién venías conversando? Te pido el celular para que me muestres las llamadas y me agarras del pelo, me tocas los pechos, te digo que que mañana tengo mi tesis que debo partir luego, que las horas pasan  y llegaste tarde, te digo, enfurecida, quisiera  golpearte, te muerdo y te beso, mi lengua pasa por el pecho deslizo mi lengua hasta tu ombligo, te toco los extremos de la espalda, y te muerdo los labios. Siento duro el cierre de tu pantalón, tomo tus bolsillos, los tironeo, te tomo suavemente las manos, -¿qué hora es amor? Te corro el cierre con dificultad, se atasca, me hiero el dedo, te beso.  Suena la campana de la catedral a lo  lejos, los canarios de una casa vecina trinan sus últimos minutos de la tarde. Te abrazo y me arrimo fuertemente a ti, me muevo, penetras tu glande poco a poco, te digo siénteme, qué goces amor, no llegarás más tarde no es cierto, veo moverse un arbusto afuera, golpea una puerta  en calles aledañas, el sol ya desciende sobre las calles, nos vamos quedando a oscuras, siento que arremete tu sexo entero hasta el fondo, mi cuello lo golpeas, lo siento resbalar yo me muevo y gimes y gimo, acezamos, te aprietan mis paredes y te beso y acabas y acabas y acabas, y te grito al oído,  te amo.

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